CÓMO AFECTA A LA MUJER


El diagnóstico de infertilidad constituye sin duda alguna una crisis vital importante y tiene un gran impacto sobre la vida de pareja. La crisis normalmente viene asociada a la creencia existente en todos nosotros de que la procreación es un hecho natural en el ser humano, donde uno sólo decide voluntariamente en qué momento de su vida va a tomar dicha decisión. La sorpresa de saber que no va a ser posible por métodos naturales hace que la persona sienta una gran frustración al no poder ver cumplido su deseo a la hora de poder tener hijos, y esta sensación de fracaso suele acompañarse de una sintomatología psicológica asociada a la infertilidad. Tras el impacto de la noticia, la persona suele entrar en un estado de shock que le aleja de la realidad e incluso le empuja a negarla en un principio. No es infrecuente en estos casos que se acuda a otro profesional que corrobore o desmienta el diagnóstico.



Tras la confirmación definitiva, se suele pasar por una fase en que hay una profunda preocupación por el tema y el embarazo llega casi a convertirse en una obsesión. La pareja se ve afectada y es en ella donde suele proyectarse la rabia, apareciendo el sentimiento de incomprensión y favoreciendo el aislamiento y la falta de comunicación con el otro. Es fundamental en este momento recibir todo el apoyo y comprensión del cónyuge para poder salir adelante y superar esta fase inicial que puede acabar sumiendo a la persona en una profunda pena y tristeza, lo que conlleva una falta de actividad social y de ocio. Hay quien acaba aislándose de los demás por el miedo y la vergüenza a que sepan que no pueden tener hijos.


Hay ciertos factores que aumentan o disminuyen el impacto de la infertilidad. Entre ellos encontramos el género de quien la padece. Las mujeres presentan una menor adaptación que los hombres, ya que socialmente, la maternidad es un hecho muy ligado a la condición de ser mujer. Las mujeres suelen sentirse devaluadas, menos mujeres. La presión social, en este sentido, agudiza los sentimientos de vergüenza y culpa y su autoestima se verá seriamente afectada. Por otro lado, si la pareja ya tiene hijos anteriores el impacto es mucho menor que si están buscando la paternidad por primera vez.


El desajuste emocional antes mencionado no solo está presente en la primera fase del diagnóstico, sino que puede alargarse durante todo el proceso de reproducción asistida posterior, donde los reiterados fracasos o la prolongación en el tiempo para conseguir la concepción van disminuyendo el estado anímico de la pareja.


La terapia de pareja proporciona un buen apoyo a la hora de manejar el impacto psicológico que la infertilidad produce en la pareja. Se les otorgan todos los recursos necesarios para que ambos puedan fortalecer su dinámica de relación, su sexualidad (que suele verse seriamente afectada en estos momentos) y su capacidad de resistencia para resolver adecuadamente el estrés provocado por los tratamientos.


Así pues, los problemas sexuales, las culpabilizaciones, el estrés, el aislamiento social, la envidia, la frustración, la rabia y la falta de comunicación son algunos de los posibles efectos psicológicos que provoca la infertilidad.

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